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Luciferina

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 Por Maira Rivainera |  ¡El viento se levanta!... ¡Hay que intentar vivir! Abre y cierra mi libro el aire inmenso Paul Valery   Que vengan repuestos de cuerpo para suplantar el de una cuando el que se posee ya cansado. O podría darse el caso de separar el cerebro del interior del cráneo, si sólo las neuronas fuesen necesarias para la lectura. O se lee con el cuerpo. Cuando las palabras discurren y la mente encuentra nada, el pie dibuja la impaciencia, cruzada una pierna sobre la otra la punta de la zapatilla dibuja elipses en el aire la espera.  Qué búsqueda enferma animará para atravesar algunos libros. Hace tres no me detengo, primero en .pdf, después papel, luego papel otra vez, insistencia perpetua. Un impulso que dicta leé . Una amiga tenía un auto con la patente ele, e, e. Yo hacía de eso un signo dirigido hacia mí. He leído por curiosidad, por obligación y por deber. Leer es siempre diferente, aunque la persona que se observe en tales prácticas parezca idé...

Las luces del loco amor

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Sobre tres maneras de abordar las luces en el cine Por Pablo Toblli | Es usual la idea de que en las artes existe un principio ordenador que equilibra la obra, para dar impresión de armonía a quien se dispone a percibir y extraer de ella una sensación o visión de mundo, ya sea explícita o encriptada, a partir de la amalgama de los signos que componen una estética. Esto se logra a través de un interjuego de correspondencias entre las materialidades de los signos. En este sentido, algunos artistas suponen que si en su película, por ejemplo, subyacen temas trágicos o melancólicos, el tratamiento de luces, el trabajo de los actores y toda la puesta en escena deberían confluir para lograr una consistencia que permita allanar el camino para definir con precisión lo que el autor intenta transmitir (se). Para llevar adelante este proceso, bastaría con equilibrar una mapa de signos congruentes que se hermanen como socios políticos. Ahora bien, ¿qué ocurre cuándo el camino no es tan claro?, ¿cuá...

Pizzería merece mi amor: tratado sobre la estética

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 Por Antonella Sorrentino | Casi nunca camino hasta el supermercado de mi barrio, ese espacio geográfico que a veces habito . Pero cuando sucede hago el ejercicio de pensar en medio de la vida cotidiana en abstracciones, en esos conceptos que por ser generales me resultan inabarcables, inaprensibles.  Ayer, por ejemplo, mientras caminaba con la lista en la mano llegó la inoportuna pregunta: ¿qué es lo bello? A sí, con pronombre impersonal. Allí inicia el enorme esfuerzo que radica en no pensar -por ese vicio que acecha a los que nos vemos envueltos en eso que algunos llaman “la academia”, cosa que no es más que la organización del mundo según las acartonadas normas APA- de acuerdo a las categorías que nos facilitan las definiciones y nos vuelven aún más tontos. No, al contrario, es un ejercicio que exige el descomunal esfuerzo, al menos para mí que carezco de la sensibilidad necesaria para captar el mundo, de pensar en las particularidades. Una fuerza inexplicable me det...

Ciudades, testigos y dolor

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 Por Pablo Toblli | Jaques-Alain Miller en su conferencia “La pasión del neurótico” plantea que una de las tradicionales inquietudes que hacen sufrir al neurótico es la de no encontrar una razón para canalizar su deseo, esto es, el sentimiento de que esa pasión de búsqueda nunca encuentre el objeto perfecto que aglutine la justificación de estar vivo, porque el candor de encontrarlo es insoportable y el neurótico lo único que quiere es seguir dudando de la existencia; seguir caminando, seguir buscando y luchando con sus carencias: “todavía no soy el artista que quiero ser”, “todavía no tengo el aplauso de aquel”, “todavía no logré conquistar a tal persona”. Hasta aquí, un psicoanálisis clásico; pero Miller, en una observación sutil, casi de crítica literaria, soslaya el valor de la presencia de otro que sea capaz de atestiguar los itinerarios del neurótico: sus intrincadas e infundadas vacilaciones que lo acercan y lo alejan del objeto, o las largas miradas y caminatas perdidas e...

Los que aman erran

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Sobre la falla estructural del amor    Por Hugo Nicolás Salinas | Donde quieras que estés quiero que sepas que te quiero. “Soy de la misma opinión que Dante, y no comparto la de Stendhal ni la de Mérimée, que decían ser siempre felices: los recuerdos de las cosas felices envenenan la vida cuando éstas ya no se pueden tener. El amor, por ejemplo.” Paul Léautaud La historia de amor es el precio que debe pagar el enamorado para religar su historia al mundo, es decir con la historia universal. Entre mis pocas convicciones tengo una y es que “La divina comedia” de Dante Alighieri es la historia de amor por excelencia, porque hablar de amor es hablar de lo perdido. ·          AUSENCIA. Todo episodio de lenguaje que pone en escena la ausencia del objeto amado -sean cuales sean la causa y la duración- y tiende a transformar esta ausencia en prueba de abandono.” (Barthes) Decía Barthes que suponer la ausencia es de entrada plantear qu...

Neurosis, literatura y magia

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 Por Manuel Martínez Novillo y Pablo Toblli |  En una entrevista hecha por Alan Pauls el año pasado, César Aira dice que es una suerte que el giro autobiográfico se dio tarde en la literatura, cuando ya había muchas obras maestras escritas. Sino, dice, “hoy tendríamos mucha información sobre unos señores intensamente neuróticos, y poca literatura.” La literatura (o, mejor dicho, la buena) para Aira no tiene casi nada que ver con la realidad: en un ensayo recopilado en La ola que lee afirma que la literatura es algo que ronda entre lo imperfecto y lo experimental. En otros ensayos, alaba a escritores que se olvidan que mataron a un personaje y los vuelven a traer capítulos después; admira a autores que, según él, escribieron libros hermosos sin saber escribir, como Copi y defiende a poetas casi ilegibles, como Emeterio Cerro. A los poetas que lidiamos con nuestras preocupaciones en la vida real e intentamos hacer poemas con ellas nos interpela Aira. En primera medida, porque...

Escribir es para cualquiera. Reflexiones aleatorias de un profesor de escritura

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 Por Marco Rossi Peralta | Escribir suele percibirse como una tarea ardua. A veces llega a pensarse que es sólo para unos pocos. Y es cierto que nadie puede decir que sea fácil. Escribir requiere ordenar nuestro pensamiento de una forma particular. La escritura no es nuestra forma de comunicación primaria. Desde nuestros primeros meses en el mundo nos enseñan a hablar, y a hablar se aprende en un diálogo constante. Antes de terminar de decir nuestras primeras palabras tendremos una respuesta y así el discurrir del lenguaje se construirá con pequeños turnos que van y vienen. En la conversación nos toca sólo una parte, el discurso se va armando con el otro de forma inmediata. Cuando escribimos, en cambio, toda la hoja en blanco es para nosotros. Parece que tuviéramos que hablar solos, todo ese discurrir de lenguaje (a eso le digamos discurso) que antes hacíamos con otros, aportando una pequeña parte, ahora es todo responsabilidad nuestra. Y no sabemos hacerlo solos. Nadie aprende en ...