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Mostrando entradas de septiembre, 2022

Jóvenes, lindos y héroes

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 Por Pablo Toblli | Epílogo para una historia de la juventud del siglo XX Luis Antonio de Villena en  Biografía del fracaso  deslindó las capas del inconformismo de los artistas del siglo XIX con la sociedad vigente, que tuvieron como sueño estético/existencial el deseo de una vida absoluta capaz de albergar el ideal del arte y cambiar el mundo, aunque tal fin siempre fue un tesoro en fuga e inaprensible. Este fue el legado con el que los rockeros del siglo XX pergeñaron su juventud, unida al embudo del genio-vidente-dios, pero insertos en un mundo más globalizado que ponía en vidriera al sujeto no sólo talentoso, con mundos interiores vastos y ricos, sino también a su posibilidad de llevarlo en su cuerpo, en sus apariciones públicas en televisión, en su ropa que simbolizaba la alteridad producto del auge de las modas textiles, que se diversificaban,  en contraposición a las propuestas escuetas para vestirse en el siglo XIX, que no permitían mucha distinción de los capitales simbólicos

El silencio de narrar

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 Por Mario Flores |   Es imprescindible desaparecer. O, al menos, buscar una cuota de invisibilidad que permita no estar por delante de la página en blanco, ni mucho menos por delante de la página escrita. La verdadera escritura es la corrección, es decir la poda: talar lo que sea necesario hasta que solamente sobreviva lo único estrictamente importante. Lo único estrictamente importante puede ser cualquier cosa, menos vos. Pero, al parecer, corregir se ha reducido a un trámite o transacción comercial que depende más de una ‘adecuación’ del texto, y no a la revisión total (muchas veces, hay autores que cuando envían su texto para corregir, en realidad lo que buscan es que los lean y aprueben con unas palabras de aliento antes de pagar la imprenta, pero sin acceder a ninguna sugerencia de cambio ni tampoco permitir una lectura crítica del tejido). “Me corregiste sin amor”, dicen. Y el problema es que no hay suficiente amor en este mundo como para leer todo lo que, con una inexplicable

Sobre mi ejercicio de leer los sueños

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 Por Antonella Sorrentino | De mis antiguos amores solo conservo uno: los diccionarios. Bajo la engañosa publicidad del orden intentan capturar en un sólo volumen las más disparatadas categorías, definición tautológica, pleonasmo innecesario puesto que no hay categoría que no lo sea. A lo largo de mi vida fui consiguiendo algunos ejemplares bajo esa promesa del manual perfecto y palpando el tesauro que disiparía mis dudas semánticas, de traducción y de ciertas ciencias que en ese momento captaban mi atención. Aún veo nítido mi primer y azaroso encuentro, descubrimiento que aún asoma en mi biblioteca, la tapa blanda y verde y la portada con la fotografía de una mujer con una especie de ramas que salen de su cabeza. El libro en cuestión se titulaba La interpretación de los sueños y el anexo con el glosario de simbología pronto se convirtió en el protagonista que sostenía mi creencia infantil de que todo era un signo, de que el mundo merecía ser interpretado con una significación que yo

Altivo, vestido, gélido

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 Por Pablo Toblli | Un amigo empezó a ganar bien, pero no se compró ropa nueva. Su ropa vieja era la única forma de seguir perteneciendo a los grupos de artistas. No hacía arte ya, pero se seguía vistiendo igual que cuando lo hacía. Un hombre sale de su trabajo al mediodía vestido con una chaqueta blanca, pero no es médico ni enfermero, no tiene nada que ver con el personal de salud: saca foto carnet al frente del registro civil. La chaqueta y su potencia salugénica; la chaqueta y los que esperan agazapados el día de reinsertarse en el gran espíritu productivo; ellos, ávidos de chaqueta para mover la maquinaria. Un hombre pasa con una carpeta transparente que lleva por rótulo “control preventivo”. La chaqueta. El gran laboratorio universal. La salud por tanto esperada. La postpandemia. Un hombre usa su chaqueta para sacar fotos y luego, pletórico y lleno de sí, sale caminando de vuelta a su domicilio vestido con su chaqueta. Un profesor tiene 49 horas de docencia, pero la última cami

Dar, el don

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 Por Hugo Nicolás Salinas |  “Alguien a quien una vez amé me dio una caja llena de oscuridad. Tardé años en comprender que eso, también, era un regalo.”   A quien no es.   Una ventana antropológica, la mirada de M. Mauss: Hacen casi ya cien años desde que M. Mauss pública su “Ensayo sobre el Don” que no es más que entender el funcionamiento de una actividad tan antigua, simple y a la vez mágica como es obsequiar un regalo. Este ensayo trata sobre cómo el intercambio de objetos entre seres humanos articula y constituye las relaciones entre ellos, algo así como si donar/regalar un objeto fuera un don (don de dar), el donante se engrandece en su acción de dar y quien recibe el regalo queda así como en deuda, ya que debe a su donador un gesto de iguales o mayores proporciones. Dice Mauss que de este modo se establecen las primeras formas de economía social y solidaridad en las sociedades primitivas. Si lo pensamos, esta actividad que deviene en práctica no ha sufrido muchas tr