Cuando me dijeron que no era un buen escritor

 Por Pablo Toblli |



Una vez leí que alguien había escrito que yo no era un buen escritor. Leí: “…además no es un buen escritor”. Ahora que lo pienso me pregunto: ¿además qué? ¿Además de no ser un buen escritor era malo en muchas otras cosas de las que yo no tenía la más mínima sospecha? La lista de todas las cosas malas que hacía la tengo reprimida. Sin dudas, para llegar al adverbio de adición “además” se tuvo que haber enumerado o estetizado durante algunas páginas todas las cosas en las que yo era malo, además de ser malo escribiendo. La frase ni siquiera matizaba algún tono considerativo: “escribía bien esto, pero lo otro no”; “aunque intentó esto con buena suerte, aquello no le salió”. Hubiese preferido que diga algo así como “hacía mal eso que intentaba hacer”: un giro más elegante y misterioso; algo más vago y circular. Sin embargo, era rotunda. No era un buen escritor. Punto. Y además era malo en muchas otras cosas.

La frase, en primera instancia, me parecía potente, porque alguien me estaba diciendo algo taxativo sobre mí (siempre tenemos la ilusión de que nos digan qué somos en realidad) y, después, me pareció ampulosa porque el rótulo “escritor” era algo que yo no me adjudicaba del todo. Pero antes de intentar serlo, ya me estaban diciendo que no era un buen escritor: es como si hubiese iniciado los trámites para una jubilación de medio pelo de mal escritor que todavía no quería que llegue. Al otro día de leer eso, mi ego salió a flote sólo porque “yo nunca me consideré un escritor”, ¿pero cómo no? Si era lo que más estaba intentando hacer por aquellos años, y antes. La frase tan sólo me dolió un poco porque yo consideraba que esa persona que me “atacaba” era una buena escritora, incluso una artista que yo admiraba. ¿Eso me convertía de nuevo en una persona con chances de ser buen escritor?; ¿sólo por creer que ella lo era? La relación intentó continuar un año más.

Meses después fuimos a una reunión literaria con unos amigos con los cuales nos compartíamos textos de nuestra autoría y nos hacíamos comentarios. Yo llevé un texto que ella ya había leído. No recuerdo con exactitud si me había dicho que le gustaba. Ahora que lo pienso nunca me dijo que le gustaba un texto mío o un libro que yo leía. Uno de mis amigos me hizo unos comentarios que los recibí incluso de buena forma. A la salida de esa reunión la persona que ya había escrito que era un mal escritor me dijo algo así como que “no entendía por qué era tan pajero con mis propios textos”. Yo me reí un poco y además ya había olvidado el broche de oro “…además no es un buen escritor”.

Antes de empezar a escribir este texto había leído dos poemas de Derek Walcott: uno que se llamaba “Fama” que hablaba de las alabanzas interrumpidas y otro que se llamaba “Desenlace” que decía algo así como olvidar la sensibilidad o el talento de uno y dedicarse a mirar agua que pasa con una piedra en el fondo.   


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Pablo Toblli es Licenciado en Letras por la UNT. Publicó los libros de poemas Nace en lo próximo (Ediciones Magna, 2015), Lucero de ruinas (Ediciones Último Reino, 2017) y el libro de ensayo Una lectura del imaginario poético de Tucumán (2000-2020) (Fundación Artes Tucumán, 2022). Nació en Tucumán, en 1987. Su e-mail es pablotoblli@gmail.com, por cualquier contacto.

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