Poesía I
Es tarde pero
avanzamos;
entendemos que el
dolor
es una nota perdida en
las avenidas
de los emblemas mudos.
Avanzamos en la menuda
luz que ya nos engulle
y nos apaga el miedo
de la memoria, su luz metálica.
Avanzamos en nuestro
sueño estético,
vagamos en el magma
pop;
nuestra nueva estrella
blanca
joven y fresca se
contrae, y los ecos llegan al asfalto.
Extasiamos los
símbolos iridiscentes
que nos despejan los
perfumes de una música fantasma;
descorremos los velos
de una dialexis en la que
duele apenas la caída
de aquellas flores
atribuladas de códigos
que nos seducen magníficamente
en el nuevo horizonte
naranja,
en el último día de la
primavera.
Los futuristas nos
mintieron,
ya es tarde y lloran.
Pablo Toblli
Poema inspirado en la
siguiente obra de Ivan Ríos (instagram: https://www.instagram.com/ivanriosartista/)
Una vez me metí en el
placard
y comprobé que la vida
son fragmentos
colgantes
que acariciamos con
las puntas de los
dedos
para salvarnos de vez
en cuando
de los satélites
falaces.
Me estiro en el ropero
y tiro
unos guantes por la
puerta
en un intento de
despojo;
desde afuera
sólo se ve mi mano
que tira rápido el
doblez
y vuelve a entrar al
placard para sostener
mi rostro que se
pregunta
por qué las caras no
se arropan.
Ahora que estuvo dando
vueltas todo el día
este poema
en mi cabeza,
sentado en un placard
puedo comprobar
que a un rostro no
podemos
guardarlo,
dejarlo con el cuello
colgando
como una bufanda
a decantar hasta el
invierno próximo;
quizá sí,
quizá sea por eso que
no puedo
tapar nunca mi rostro
aunque me haga frío
y siempre tenga que
ofrecerlo
como una silenciosa
luz que aparece
quebrada
entre un atardecer de
alguien
que busca un rostro;
entonces lo ofrezco
para que mis
fragmentos
digan sin agolparse
a una mirada que lo
contempla
y sé,
de momento, que todos
mis fragmentos
son uno,
susurrantes, en un
rostro ajeno
que busca arroparse
con el mío.
Pablo Toblli
Poema inspirado en la siguiente obra Despojo, de Carla Juárez (Instagram:https://www.instagram.com/usuaria_____/)
Venimos de los mundos
silenciosos
y comprendo
que regresar por el útero
rasgado de lo incorpóreo
es la libertad final
a mis signos estériles
que buscan el nuevo éter
-famélicos y aullantes-
con los ojos secos.
Extremidades siderales
me permiten viajar
al encuentro
de los pasos restituyentes
de un cielo que existió
hace inconclusos
millones de años,
donde la fusión
de los tubérculos dispersos
era la tónica de un sueño
para nada austero
como la decantación
postrera de los días que corren
en el útero que fluye inverso
al deseo
y sostiene
desde lo subterráneo
a los ángeles profetas
de un horizonte clean,
contrario al mito
de la oscuridad primigenia.
Retornos
a la luz azul que connota
la extensión de los cuerpos
y su existir libre, transito:
símbolo del ávido poema
germinante
a través de los restos
de un cuerpo
que no fue.
Pablo Toblli
Poema inspirado en la siguiente obra de Manuel Garay (Instagram: https://www.instagram.com/manvelgaray/)
***
Hay cinco palomas en
lo alto,
resguardadas miran la
humanidad
como una pileta
convulsionada,
como una foto de
época;
están resguardadas y
lo saben,
disponen su mundo,
ellas pueden,
lo saben
porque están en lo
alto.
Los llanos son notas
para extender su
control
desde lejos,
como empresarios
desencantados.
Hay dos palomas que
juegan,
se picotean, se
limpian,
siempre están juntas;
hay una apartada,
solitaria.
Las cinco se conocen,
yo leo mi novela
en la que nunca pasa
nada;
cada tanto miro a las
palomas
y les saco fotos,
ninguna foto me
convence;
las dos palomas siguen
en su dulce juego,
yo vuelvo a leer mi
libro, tranquilo, entonces,
mi libro en el que
nunca pasa nada,
vuelvo a mirar las
palomas,
intento mirar el mundo
junto a ellas.
Parece que se fueron
volando
las dos palomas que
siempre estaban juntas,
no me di cuenta;
quedan las otras tres
inmóviles, como al
comienzo,
llenas de sí, de su
melancolía.
Paseo por un jardín
social
cuya perplejidad
hermanada
ya transité en mi
sujeto
de bosques sin
símbolos.
No estaba Baudelaire,
no.
Lo social se tiñe de
contingencias
que ya viví en el
silencio
cuando toda sociología
me fue ajena.
La muerte es un
cachorro
que di de comer en
cada sala.
Lloren por los suyos,
por ustedes
que ya lo mío es un
saco de aire.
El pasado es una nota
intemporal.
Ser precoz.
Daré la cuota de una
noche propia y extensa.
Un furioso paseo interior son sus poemas amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rafael, por tu lectura y apreciación generosa.
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